miércoles, 19 de febrero de 2014

UN MODELO PARA INNOVAR


Síntesis del artículo “Un modelo para innovar”

Autor: Dr. Roberto Carballo

Resumen del artículo elaborado por: Blanca María Martínez y María Elena Cano

 

En este capítulo el autor nos muestra de una manera secuencial las reglas del juego necesarias para generar innovación.

Partimos de que el fundamento último y primero de la innovación está en el binomio escasez-necesidad. Es esta necesidad la que favorece el ingenio y la superación, es un gran estímulo. La abundancia, el éxito, no acompaña la dinámica innovadora. Aparece el arquetipo del guerrero que en esos casos de escasez hace de nosotros unas personas luchadoras que nos permite enfrentarnos a los obstáculos convirtiéndolos en oportunidades.
Asimismo, es necesaria la aparición de una idea, un proyecto común y el sentido de pertenencia para que una necesidad de lugar a una innovación.
Si queremos innovar, se debe de hacer desde la experiencia. La innovación se hace, se aprende haciéndola, se disfruta viviéndola en directo. Debemos tener la mente abierta a la experimentación y atreverse con la realidad de la vida, porque no todo se aprende en los libros.
Somos innovadores porque continuamente buscamos nuestros horizontes. Pero lo que es mejor aún, lo pasamos bien haciéndolo.
No debemos olvidarnos del “otro”, mejorando y evolucionando continuamente con él, ya que tan importante como el YO es el TÚ. No debemos sentir tanta necesidad de competir sino la de compartir.
Asimismo, debemos aprender de nuestros errores. Como bien es sabido, el ganar no nos enseña nada; las verdaderas lecciones de la vida sólo se aprenden cuando se fracasa.
Y aquí es donde aparece la cuestión implícita en este modelo, la experiencia. La vida solo vale la pena si tienes el valor de vivirla. Los consejos, las teorías, las pautas, están ahí, pero no para que te las creas todas, sino para que tú las experimentes.
Una vez que tenemos una línea que nos conduce a la innovación, el éxito de la misma es el resultado de una secuencia llamadas “Las tres Ces”,  ligadas entre sí:
La primera de ellas es el Cliente. Si hay Cliente, hay proyecto.  Debemos analizar lo que quiere el cliente y también lo que “puede querer”. Si olvidamos sus necesidades potenciales el proyecto fracasará.  Pero es importante que las necesidades del cliente sean conocidas por el conjunto de la empresa o institución, no sólo por la primera línea sino que dicho conocimiento lo tengan todos los departamentos, comités y dirección.
A mi modo de ver, un punto muy importante y que acertadamente resalta Roberto Carballo en su artículo es favorecer la aparición del valor del respeto en las personas y organizaciones.  El respeto es decisivo para la innovación y para las organizaciones y personas.
La segunda es “C” es la Calidad. La búsqueda de la calidad por parte de una empresa es en sí misma una innovación. Es un seguro de supervivencia, y evita que perdamos cuota de mercado.
La tercera “C” es la Comunicación entre todos los agentes implicados. Una buena  intercomunicación nos permitirá  superar los problemas y creará un ambiente de trabajo más cooperativo y una mayor unidad; pero igualmente hay que potenciarla con el resto de agentes como clientes, proveedores etc., ya que favorecerá el crecimiento y autonomía de los participantes y condiciones de aprendizaje compartido.
El adecuado funcionamiento de este proceso generará una nueva variable implícita en el proceso. El Conocimiento propio.
El estilo directivo es una variable decisiva. Una organización debe tener un estilo de dirección con sentido común y con coherencia; el cual es por desgracia bastante escaso en la dirección de muchas empresas, en la que se prima la presión nacida del corre-corre y donde predomina un estilo directivo dominante. Un directivo innovador tiene que respetar al cliente y a los trabajadores de niveles jerárquicos más bajos.
Los fundamentos de un estilo directivo adecuado son todas esas variables anteriormente comentadas conjugadas con el entorno organizacional, con la existencia de normas flexibles y operativas, con trabajo grupal y con una cultura que se centra en  lo que pasa para proyectarse hacia el futuro. Todo muy coherente e integrado.
Como decía Antonio Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, y antes de que lleguemos al final de nuestro viaje vamos a reposar un poquito para ser conscientes de que lo más bonito no va a ser la meta sino el viaje, y los valores que tenemos que crear para que nuestro recorrido, camino, proyecto, sea exitoso.
En este modelo de innovación  se aprende a partir de la experiencia, enseñándonos que el mejor método nace de cada uno de nosotros y de la vida como creación constante y siempre teniendo presente un sistema de valores: Respeto hacia los clientes, compromiso y responsabilidad, mejora continua y calidad.
Todo lo que aprendemos en nuestros estudios nos será útil en el trabajo de innovación porque los conocimientos teóricos suponen la base del saber, pero cuando ponemos en práctica nuestras ideas puede ocurrir que surjan problemas que requieran correcciones y mejoras. Realmente es durante este proceso de error-aprendizaje-nueva solución cuando hacemos avanzar un proyecto innovador. La base para la innovación es la mejora continua.

No te pierdas tu fiesta personal. ¡La teoría sin práctica es humo!

Blanca María Martínez y María Elena Cano.

 

domingo, 16 de febrero de 2014

CLIENTE, CALIDAD Y PROYECTO DE EMPRESA


CLIENTE, CALIDAD Y PROYECTO DE EMPRESA

Qué cierto el inicio del artículo del profesor Carballo cuando nos dice que cuando éramos pequeños se anunciaban muchos productos bajo el lema: “Bueno, bonito, barato”.
El paso del tiempo ha hecho que las cosas cambien en su contenido, pero no en su forma. Los clientes hoy en día continúan buscando “las tres bes” y es en ese cliente en el que han de pensar las empresas, en atender a sus necesidades.
Las empresas tienden a sufrir procesos de departamentalización y de jerarquización. Es importante que las personas de primera línea detecten las necesidades de los clientes y las enfoquen hacia la calidad, pero es fundamental que la dirección de la empresa y sus distintos departamentos conozcan dichas necesidades.
Para ello es determinante el estilo de dirección, un estilo adecuado para la cultura corporativa correspondiente y luego modificarlo según va evolucionando la cultura empresarial.
Un programa de calidad es esencial en un proyecto de empresa, pero cobra toda su importancia cuando está integrado en el conjunto empresarial y no únicamente en un departamento o grupo.
Además para hacer un buen proyecto no se puede improvisar, hay que tener una buena planificación del mismo y también es decisiva la constancia en la actitud directiva; hay que saber esperar los resultados y comprometerse con el trabajo de cada uno.
Para que todo funcione es imprescindible disponer de un plan de comunicación que sea veraz y ofrezca confianza para todos, que fomente la interrelación y la colaboración entre todos los niveles y que se fundamente en el reconocimiento y autoestima de todas las personas de la empresa.
Esto exige un proceso de mejora del estilo de dirección: más abierto, más participativo, más justo, más transparente….
En definitiva con todos estos factores se organiza un Proyecto de Empresa que ha de conseguir rentabilidad y productividad para todos los participantes.
Un Proyecto de Empresa es un proyecto de transformación o de mejor adaptación empresarial al entorno del mercado. La dirección ha de hacerse cargo de la necesidad de dar el salto y de enfrentarse a la nueva realidad, ofertando nuevas formas y nuevas maneras de comprender el entorno. Un Proyecto de Empresa es la fórmula para hacer frente a ese cambio interno de la empresa. Se trata de que el cliente sea una prioridad y toda la organización se enfoque a él.
Para emprender el mencionado Proyecto de Empresa se ha de planificar, analizando primero dónde se está y cómo se está, luego se diseña lo que hay que hacer y posteriormente, se pone en marcha; todo ello con una mentalidad de calidad y con unos instrumentos de comunicación y una actitud comunicadora que den confianza a todos los participantes.
En conclusión, un programa de calidad total tiene sentido en un proyecto de empresa, tiene mucha menos eficiencia como programa aislado. La calidad en la empresa es esencial, haciendo calidad se obtiene beneficio y satisfacción y para hacer esa calidad siempre hay que contar con el cliente, el cual está interesado en que nuestro producto/servicio sea el mejor.
Dentro de un programa de empleo o desarrollo local siempre se tendrá que contar con nuestros usuarios, como pueden ser por ejemplo desempleados, escucharles, establecer cauces de comunicación, tener en cuenta sus necesidades, para que el servicio que se les preste sea el mejor posible. Y siempre planificando el qué y cómo se va a hacer.

jueves, 13 de febrero de 2014

EL PUNTO DE PARTIDA



 
EL PUNTO DE PARTIDA
 

El artículo del profesor Carballo me ha resultado muy interesante en cuanto cuál ha de ser el punto de partida para una adecuada gestión de una institución.

Todo comienza con el itinerario, se trata de un esquema general de todo lo que hay que hacer. Son muchas las organizaciones y empresas mal gestionadas, entre los orígenes se encuentra el no haber organizado de antemano los pasos a seguir.

El profesor nos comenta que uno de los obstáculos más frecuentes que impiden que se siga el itinerario estructural es la implantación de sistemas, son necesarios pero es obvio que si son excesivamente rígidos, llegan a obstaculizar el progreso personal, grupal e institucional.

En todo itinerario se necesita:

            1. Información, cuanto más veraz y correcta mejor.

            2. Analizar esa información.

            3. Marcar un objetivo y a partir de ahí planificar las acciones.

Comparto con el profesor la idea de que hay empresas que evitan las fases intermedias, evitando el pensamiento del capital humano.

 En cuanto a la información. Generalmente las instituciones se caracterizan por una falta de comunicación cuyo origen es una falta de información. Mi experiencia personal me ha hecho estar en empresas en las que se transmitía una información interesada y ambigua. Es muy importante fomentar la información en toda empresa pero de una manera clara y concisa, en cuántas instituciones se transmiten una información tan compleja que no se sabe lo que quiere decir.

La fase de análisis hay que afrontarla teniendo en cuenta que nuestra capacidad de análisis es limitada, por lo que mejor no ponerle obstáculos como la ambigüedad institucional.

En definitiva si somos limitados para informar, para recibir información, para analizarla y planificarla, también lo somos para ejecutarla, la acción.

Totalmente de acuerdo cuando en el artículo se dice que la institución tiene la tendencia a crear culpables más que responsables; teniendo en cuenta que en la gran mayoría de las ocasiones, la asignación de responsables no queda suficientemente clara. En mi opinión dentro de una empresa se debería fomentar un entorno cooperativo y grupal entre los distintos departamentos o comités. La competencia que se suele generar entre ellos crea un ambiente de trabajo negativo entre el capital humano.

Para afrontar las dificultades planteadas estoy de acuerdo en lo importante que es aceptar nuestras limitaciones, asumiendo  la culpabilidad de nuestras limitaciones y de nuestros errores.

Para afrontar los obstáculos de toda organización hay que:

1.      Trabajar en el aquí y ahora. Hay que analizar el día a día.

2.       Pensar en el otro, en la empresa, en el cliente. Ponernos como usuarios de nuestro producto o servicio, como clientes de la sociedad; pensar en el prójimo.

Finalmente el autor del artículo subraya la importancia del entorno del ambiente. Coincido con esta postura, para mejorar el rendimiento de cada persona hay que valorarla y confiar en el puesto que desempeña. Fomentar el trabajo cooperativo y grupal hará que cada una de las personas trabaje más a gusto con el consecuente beneficio empresarial.